Las Piedras de Ica.
Donde se confunde lo antiguo y lo moderno
lo astral y lo terrenal, la verdad y lo incierto.
Donde el pasado se encuentra con el presente
y el hombre de hoy con el hombre de antaño.
Donde las piedras parecen contarnos al oído
nuestra propia historia o nuestro propio engaño.
Donde Ica se hace abismo y muestra al Mundo
los apócrifos secretos de ésta humanidad…
2008. Miguel A. Rincón Peña.
Poema escrito para el programa radiofónico dirigido por Daniel Valverde "El Sótano Sellado".
El equipaje.
Siempre pensé
que nunca tendría equipaje,
que sería libre como el viento,
y ya me veis,
cargado con esta maleta
raída por el tiempo.
Será que lo que uno
sueña en la niñez
es sólo fantasía,
ensoñaciones tejidas
con la inocencia
que nos da la infancia.
Hay quién soñó
con ser futbolista algún día,
yo soñé con alcanzar la Luna,
y ya me veis,
juntando letras
en lugares mal iluminados.
Y ahora, a mitad de camino
abro esta maleta
y me rencuentro
con libros viejos de poesía,
con algún disco de Rock & Roll
y con tus besos…
Miguel Ángel Rincón Peña
Del libro "Poemas en el equipaje" (Castellarte, 2009).
Buzón de voz.
No sé ni a qué hora
me fui a la cama anoche,
sólo recuerdo que me dejé caer
lentamente sobre ella.
Tampoco sé cómo desperté
derribado en el suelo,
sobre la alfombra roja
de mi desesperación.
Pobre cabeza la mía
que da mil vueltas sobre sí misma
aumentando, más si cabe,
la fatiga de mi corazón.
Llevo ya dos horas llamándote
al móvil, bebiendo cerveza
y pensando qué le voy a decir
a tu buzón de voz para impresionarte.
Miguel Ángel Rincón Peña
Del libro "Poemas en el equipaje" (Castellarte, 2009).
Mientras tú duermes.
Mirándote despacio,
con esta media luz,
tu cuerpo es un barco anclado
en los muelles de la noche.
Nada hay más bello
en este preciso instante
que tu cuerpo desnudo
tendido sobre las sábanas.
La luz de la Luna llena
entra en la habitación
iluminando tus pechos
callados, serenos, suaves.
Mis ojos son manos
que te recorren en silencio
y acaricio lentamente tu piel
mientras tú duermes.
Miguel Ángel Rincón Peña
Del libro "Poemas en el equipaje" (Castellarte, 2009).
Vida.
A veces, hay días que no quiero levantarme
porque sé lo que me espera, porque sé como está el mundo.
Hay mañanas que me quedaría todo el día en la cama,
en silencio y en la más absoluta oscuridad.
Es la mejor manera de protegerme de la rutina
de hacer oídos sordos a aquellos que sólo gritan,
es la mejor excusa para pensar tranquilamente
sobre en qué se ha ido convirtiendo la vida.
Vida que me nubla la vista con sus destellos
vida que me recuerda que sigo existiendo
vida que nos quita más de lo que nos da
vida que más que vida ésta es un tormento.
Vida con código de barras y fecha de caducidad
vida aliada de la soledad y del desconsuelo
vida minada por la contaminación de las horas,
de los días y de los irrepetibles años que han de llegar.
Miguel Ángel Rincón Peña
Del libro "Espacios compartidos" (Tiempo de cerezas, 2008).
Elucubraciones de un superviviente.
El paso del tiempo hace mover nuestro mundo,
hace que lo que ayer era semilla, sea hoy flor
que lo que ayer era una idea, hoy sea canción.
El transcurrir de la vida hace que todo evolucione,
que lo que hoy es sueño, sea mañana realidad,
hace que lo que hoy es un río, mañana sea un mar.
El maratón de la existencia inventa futuros improbables.
Quién sabe dónde terminarán mis huesos al amanecer,
quién sabe en qué lugares esperaré al anochecer…
La vereda de nuestra vida se va estrechando lentamente
casi sin darnos cuenta nacemos, crecemos, sin saber
que la añorada inmortalidad era cosa de la niñez.
Y aún hay gente que lucha a diario para existir,
portando banderas que el tiempo ha de barrer,
guiando sus vidas por la maraña del tropel.
Existe gente capaz de aguantar el chaparrón diario
que exige la subsistencia cuando no hay nada más,
cuando el amor es un desamor prolongado al más allá.
El rechinar de nuestros huesos nos hace pararnos y pensar
en cuestiones que hasta ahora nunca se nos habían ocurrido,
cosas que antes, nuestra incipiente juventud relegó al olvido.
Ya va siendo hora de aparcar la vida por un momento
y descender del tren a mirar la vía, a observar el fin.
Porque la vida, es agonizar y aprender lentamente a morir.
Miguel Ángel Rincón Peña
Del libro "Elucubraciones de un superviviente" (Castellarte, 2006)
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